Los residuos de granos de cervecería son un subproducto de la elaboración de la cerveza que se genera en grandes cantidades. Estos residuos contienen materia orgánica, nitrógeno, fósforo y otros nutrientes que pueden ser aprovechados como fertilizante para mejorar la calidad del suelo y el rendimiento de los cultivos. Sin embargo, no se puede aplicar directamente los residuos de granos al suelo, ya que pueden causar problemas ambientales como malos olores, proliferación de plagas y contaminación del agua. Por eso, es necesario reciclarlos mediante algún proceso que los transforme en un abono seguro y eficaz.
En este artículo, vamos a explicar cómo reciclar los residuos de granos de cervecería como fertilizante mediante dos métodos: el compostaje y la vermicompostaje. Estos métodos consisten en someter los residuos a un proceso biológico controlado que los descompone y estabiliza, reduciendo su volumen y su potencial contaminante, y aumentando su valor agronómico. Además, vamos a dar algunas recomendaciones para aplicar el fertilizante obtenido en el campo.
Compostaje de los residuos de granos de cervecería
El compostaje es un proceso aeróbico (con presencia de oxígeno) en el que los microorganismos presentes en los residuos degradan la materia orgánica y la convierten en compost, un material homogéneo, oscuro y con olor a tierra. El compost es un fertilizante orgánico que mejora las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo, y aporta nutrientes esenciales para las plantas.
Para realizar el compostaje de los residuos de granos de cervecería se necesita:
– Una pila o contenedor donde depositar los residuos.
– Una fuente de carbono, como paja, hojas secas o aserrín, para equilibrar la relación carbono/nitrógeno (C/N) de los residuos, que es muy baja (alrededor de 10). Lo ideal es que la relación C/N sea entre 25 y 35.
– Una fuente de humedad, como agua o restos vegetales frescos, para mantener el nivel óptimo de humedad de los residuos, que es entre el 50% y el 60%.
– Una fuente de aireación, como una horquilla o un rastrillo, para remover periódicamente los residuos y facilitar el intercambio de gases.
El proceso de compostaje se puede dividir en tres fases:
– Fase termófila: Es la fase inicial, en la que se produce una elevación rápida de la temperatura debido a la actividad microbiana. La temperatura puede alcanzar hasta 70°C, lo que favorece la eliminación de patógenos y semillas de malas hierbas. Esta fase dura entre una y tres semanas.
– Fase mesófila: Es la fase intermedia, en la que la temperatura desciende gradualmente hasta unos 40°C. En esta fase se produce la mayor parte de la descomposición de la materia orgánica y se forman los compuestos húmicos que caracterizan al compost. Esta fase dura entre dos y cuatro meses.
– Fase de maduración: Es la fase final, en la que la temperatura se estabiliza alrededor de la temperatura ambiente. En esta fase se produce el afinamiento del compost, es decir, se eliminan los compuestos volátiles y se incrementa el pH. Esta fase dura entre uno y tres meses.
El tiempo total del proceso depende de varios factores, como el tamaño de los residuos, el grado de aireación, la humedad y la temperatura ambiental. Se puede saber que el compost está listo cuando tiene un aspecto homogéneo, un color oscuro, un olor agradable a tierra y una temperatura similar a la del ambiente.
Vermicompostaje de los residuos de granos de cervecería
El vermicompostaje es un proceso similar al compostaje, pero en el que intervienen las lombrices de tierra. Estos animales se alimentan de los residuos orgánicos y los transforman en humus, un material fino, granulado y con alto contenido en nutrientes. El humus es un fertilizante orgánico que mejora las propiedades físicas,
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